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Bajo el lema soy lo que como, la sociedad cada vez se preocupa más sobre lo que se lleva a la boca. Una nueva costumbre que invita a comer productos más naturales y menos refinados. La sal es uno de los componentes de la dieta que ha sucumbido a esta tendencia. Por ello, los más preocupados por la salud -o por el sabor- recurren a sales de elaboración más artesanal o de renombre como la Maldon o la del Himalaya. Sin embargo, en España se pueden encontrar sales de igual calidad y misma antigüedad. Es el caso del Valle Salado de Añana, en Álava, que trabaja desde hace casi veinte años por recuperar la explotación de su salina de interior -formación que se alimentan de un manantial de salmuera-. Una tradición que data de hace 6.500 años.