Tierra a la vista! Por fin, tras meses de saqueo en un parqué a la deriva que ha terminado con Wall Street naufragando en un mercado bajista, los inversores tienen puestas sus esperanzas en encontrar algo de tranquilidad en 2019. Un ejercicio que, a vista de catalejo, se antoja muy volátil a tenor de las últimas sesiones de diciembre y en el que contar con liquidez será uno de los tesoros más preciados. Y es que si algo ha quedado patente en los últimos coletazos del año es que cuando hay marejada, no hay activo seguro en el que buscar cobijo, aunque las perspectivas de los expertos coinciden en señalar la bolsa como una de las clases de activos más interesantes.
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Noticias de Lehman Brothers
¡Tierra a la vista! Por fin, tras meses de saqueo en un parqué a la deriva que ha terminado con Wall Street naufragando en un mercado bajista, los inversores tienen puestas sus esperanzas en encontrar algo de tranquilidad este 2019. Un ejercicio que, a vista de catalejo, se antoja muy volátil a tenor de las últimas sesiones de diciembre y en el que contar con liquidez será uno de los tesoros más preciados. Y es que si algo ha quedado patente en los últimos coletazos del año es que cuando hay marejada, no hay activo seguro en el que buscar cobijo, aunque las perspectivas de los expertos coinciden en señalar la bolsa como una de las clases de activos más interesantes.
La alta flexibilidad que tienen los gestores de hedge funds (fondos de inversión libre) a la hora de invertir es lo que está detrás de las buenas rentabilidades que históricamente han acumulado estos productos con independencia de lo que sucediera en los mercados más tradicionales. Sin embargo, si algo ha dejado claro 2018 es que la época en la que los activos descorrelacionaban entre sí es agua pasada, como también lo es la época en la que existían esos activos refugio que subían cuando todo lo demás caía.
2018 ha sido un mal año para la industria de inversión colectiva, con reembolsos netos por valor de 4.218 millones de euros en los fondos de inversión, según los datos adelantados por Inverco, una cifra que ha supuesto una ruptura con la recuperación espectacular que habían experimentado en los últimos años, hasta situar el volumen patrimonial en más de 265.000 millones.
En un mundo cada vez más correlacionado ya no basta con tener una cartera mixta de renta variable y renta fija para ganar dinero. Ahora toca ser mucho más selectivo, gestionar activamente y diferenciar estilos dentro de un mismo tipo de inversión
La deuda ha sido un elemento clave, si no la base, en el desarrollo económico del ser humano. La posibilidad de disponer de unos recursos que no se tienen a cambio de la promesa de un pago futuro ha permitido que se produzca una mejora rápida en la calidad de vida, sin que las personas tengan que depender sólo de su capacidad de ahorro. Sin embargo, si bien la deuda es una herramienta que ha demostrado ser de gran utilidad, también entraña riesgo y puede usarse de forma que termine convirtiéndose en un problema. La excesiva acumulación de deuda, que se aceleró desde la última crisis, es un riesgo que señalan muchos expertos e inversores como uno de los grandes peligros a los que se enfrenta el mundo, y que podría terminar haciendo que descarrile la economía mundial, como lo hizo con la burbuja tecnológica o tras Lehman Brothers.
'Wall Street' sentó precedente, 'Inside Job' cubrió una necesidad global tras la crisis, 'El Lobo de Wall Street' rebasó los límites y 'Billions' arrasó en televisión. Desde el sofá, también se viven los mercados.
Nada de nada. Cero. ¿Es posible que las acciones de una compañía pierdan por completo su valor? Matemáticamente "no es descabellado", asegura Javier Amo, director del máster en Bolsa y Mercados Financieros de IEB, pero financieramente es algo que, a priori, no puede ocurrir. "Antes entrará en concurso de acreedores", continúa el experto. Y es cierto porque pasar no ha pasado nunca en una situación de mercado normal, ni siquiera en las grandes crisis bursátiles que se han sucedido a lo largo de la historia. Ni en 1929, ni tampoco en 2008.
La bolsa española se acercará a márgenes de 2008 en los dos próximos años a pesar de la desaceleración del ritmo de crecimiento de las ganancias operativas. Las compañías cotizadas no financieras obtendrán 11,2 euros de ebit (beneficio neto de explotación) de cada 100 ingresados en 2019 y 11,6 euros en 2020, quedándose al final de la década a solo 30 céntimos de los 11,9 euros que convertían en ganancias en 2008, según el Ecomargen, la herramienta de elEconomista que calcula la evolución del margen operativo de las 60 empresas más capitalizadas entre las que cuentan con un seguimiento de al menos 4 analistas -excluyendo a bancos, aseguradoras y socimis-.
El rendimiento de los bonos soberanos está cayendo a mínimos históricos (mientras que su precio sube), demostrando así su atractivo como refugio para unos inversores asustados por la posible llegada de otra crisis global. Esta vez, la recesión tendría un desencadenante claro: las consecuencias económicas del coronavirus, que ya están lastrando a la economía tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda. El mundo entero ha entrado en 'modo crisis' y ni la banca central podría detener esta tendencia.
El rendimiento de los bonos soberanos está cayendo a mínimos históricos (mientras que su precio sube), demostrando así su atractivo como refugio para unos inversores asustados por la posible llegada de otra crisis global. Esta vez, la recesión tendría un desencadenante claro: las consecuencias económicas del coronavirus, que ya están lastrando a la economía tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda. El mundo entero ha entrado en 'modo crisis' y ni la banca central podría detener esta tendencia.
Ya nadie se atreve a asegurar un suelo real que ponga fin a las fuertes y continuadas caídas que el coronavirus ha traído a las bolsas mundiales, que ahora han sido agravadas por una nueva crisis, esta vez en el mercado del petróleo tras el desacuerdo de la OPEP para reducir la producción y la guerra de precios entre Arabia Saudí y Rusia.
Ya nadie se atreve a asegurar un suelo real que ponga fin a las fuertes y continuadas caídas que el coronavirus ha traído a las bolsas mundiales, que ahora han sido agravadas por una nueva crisis, esta vez en el mercado del petróleo tras el desacuerdo de la OPEP para reducir la producción y la guerra de precios entre Arabia Saudí y Rusia.
La volatilidad del mercado y la dureza de las caídas ahuyentan a los partícipes de los fondos de inversión, también en España. Según los últimos datos facilitados por Vdos, los reembolsos netos que se han producido en marzo, hasta el día 19, ascienden ya hasta los 4.500 millones de euros.
Hay que remontarse hasta el cierre de diciembre de 2010 para encontrar tantas recomendaciones de compra en el Ibex 35. En aquel momento, al igual que ahora, hasta 14 valores del selectivo recibían un consejo de adquirir sus títulos por parte del consenso de analistas.
Los fondos de inversión han resistido de manera sorprendente los embates del CovidCrash. Los datos recopilados por la consultora Vdos muestran suscripciones netas en junio por valor de 266 millones de euros, con datos hasta el día 17, lo que constituiría el segundo mes con entradas de dinero en los fondos y remarcaría una tendencia de incipiente recuperación. El mes pasado, las suscripciones netas fueron solo de 62 millones de euros, aunque la cifra es representativa teniendo en cuenta que en abril todavía se produjeron reembolsos netos, por valor de 122 millones, según los datos de Inverco.
La sesión de este martes será clave, ya que podría marcar (para mal) un hito para el Ibex 35, un índice que, a cierre del lunes 29, ha firmado el peor semestre de su historia. Ha sido por poco: se desploma, a falta de una sesión para acabar el mes, un 23,78% (hasta los 7.278,10 puntos), y hasta ahora el peor registro semestral correspondía a la segunda mitad de 2008, en pleno batacazo por la crisis de Lehman Brothers, cuando el indicador cedió un 23,66%.
La "paradoja de los billetes" del Banco Central Europeo (BCE) se ha repetido durante la pandemia y los ciudadanos europeos han incrementado sus ahorros en efectivo por la crisis sanitaria.
Se acaban de publicar los datos relativos al mercado de trabajo en nuestro país y los resultados arrojan pocos motivos para pensar en una pronta recuperación de la economía. Existen más motivos para pensar en la transformación de los ERTE en ERE -cuando se levanten las obligaciones a las que las empresas en ERTE están sometidas- que en su reincorporación al mercado de trabajo.
Después de que el Eurostoxx cerrara la semana pasada la brecha abierta con el inicio de la crisis del Covid, los analistas miran hacia una nueva meta: recuperar los niveles previos a la quiebra de Lehman Brothers en 2008.
Decía el poeta castellano Jorge Manrique en sus célebres Coplas que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Esta frase proverbial muestra que en momentos de crisis como el actual es habitual que nos invada la nostalgia e intentemos buscar seguridad en el recuerdo de un pasado idealizado. Sin embargo, esta reacción tan humana puede llevarnos al error. En el caso que nos ocupa, el análisis de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus nos señala que el pasado no fue mejor, si comparamos la situación actual con la llamada Gran Recesión iniciada en 2008. Y esto es especialmente cierto si nos fijamos en el sector inmobiliario.
A falta de un día, el índice referencial español registra su mejor mes de mayo desde la crisis de Lehman Brothers, un récord que no se veía en 13 años. Un empujón potenciado, en gran medida, por la fuerza del sector bancario. Sin embargo, todavía sería necesaria un alza del 9,3% para retomar los 10.083,6 puntos previos a el Covid crash.
La reciente crisis ha supuesto una prueba de fuego para la regulación bancaria mundial, pues en sus manos estaba el facilitar que los bancos pudieran apoyar a sus economías en un momento crucial. Y los reguladores y supervisores han dado la talla, haciendo uso de la flexibilidad disponible en el marco y relajando otros requisitos para permitir que las entidades se centraran en atender a sus clientes. Pero aún queda mucho por hacer.
La crisis del gigante inmobiliario Evergrande se está agravando por días. Las acciones de la firma china se han hundido más de un 10% en la Bolsa de Hong Kong hasta caer a los 2,28 dólares honkoneses, arrastrando a las bolsas de medio mundo. Con la reciente caída, el precio de las acciones se ha derrumbado más de un 80% en el último año, una caída que pone más que en duda el futuro de Evergrande. Una reestructuración desordenada o una liquidación de la firma crearían una onda expansiva que dañaría la solvencia de parte del sistema financiero chino y acabaría golpeando de lleno a toda la economía del 'gigante asiático'.
Las dificultades que atraviesa la segunda mayor inmobiliaria china, Evergrande, han llevado a varios analistas a alertar sobre un escenario comparable al que supuso la quiebra de Lehman Brothers en 2008. No hay duda de que las cifras de Evergrande imponen, debido a sus 1.300 promociones por toda China, sus 200.000 trabajadores y, sobre todo, los 300.000 millones de deuda que, como avisó hace semanas, no está en condiciones de devolver.
Parece que ha llegado la decisión definitiva de Pekín. Las autoridades chinas están pidiendo a los gobiernos locales que se preparen para la posible caída de Evergrande, según han revelado funcionarios familiarizados con las negociaciones al diario The Wall Street Journal (WSJ) en exclusiva. Este mensaje deja claro que el Gobierno de China no va a salir al rescate del promotor inmobiliario más endeudado del mundo, lo que podría tener graves consecuencias económicas y sociales en China.
Los analistas depositan grandes esperanzas en el comportamiento de las bolsas en lo poco que queda de 2021. Resulta así posible que el EuroStoxx rebase los máximos que presentaba en 2007, previos a la anterior crisis financiera.
El cofundador y CEO de BlackRock dirige con mano de hierro la mayor firma de inversión del mundo, capaz de hacer temblar a los consejos de administración. Inició su carrera en First Boston, en la negociación de bonos, pero fue su salida de esta entidad por la puerta de atrás lo que le dio el impulso para fundar BlackRock en los años 90.