- mode_comment
Cuando la bióloga marina Paulina Bruning, buceaba en las gélidas aguas de Bahía Fildes, Península Antártica, desconocía que las esponjas que había recolectado aquella tarde de verano traían consigo algo que no había sido registrado antes en el continente blanco. Sin embargo, al momento de analizar las muestras bajo el microscopio, se percató de que lo que había encontrado era significativo.