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Desde que estallara la crisis del coronavirus en China, el sector de automoción es el más bajista de entre los que componen el Stoxx 600, con pérdidas del 6%, aunque es justo reconocer que ya venía castigado de antes, y esta situación ha echado por tierra los multiplicadores de beneficio a los que cotizan firmas como las españolas Gestamp y CIE Automotive, en mínimos de la década. En lo que va de 2020, los inversores bajistas se siguen cebando con firmas automovilísticas y fabricantes de componentes del automóvil ante las dudas que existen debido a la guerra comercial -ya venida a menos-; las exigencias sobre las nuevas emisiones de CO2 de los motores y la carrera por la electrificación, más allá del impacto en sus resultados del cierre de fábricas en China.