Si antes los turistas argentinos eran una fuente casi segura de ingresos para las tiendas, restaurantes y hoteles de Chile, hoy la situación ha cambiado radicalmente. La devaluación del peso, la recesión económica en el país vecino y la caída generalizada del poder adquisitivo han cambiado las reglas del juego. Más de 750 000 argentinos han dejado de viajar a Chile en el último año, y con ellos se han ido millones de dólares que solían gastar en el país.
Quizás el indicador más claro sean las cifras de la Cámara Nacional de Comercio de Chile: el número de compras con tarjetas bancarias extranjeras ha caído un 20 %. Pero, ¿significa esto un callejón sin salida para la industria? ¿O es, por el contrario, una oportunidad para replantearse la estrategia y ampliar horizontes?
Mirando hacia nuevos mercados
Por paradójico que parezca, la disminución del tráfico turístico procedente de Argentina puede ser el impulso para la transformación del sector. Los ejecutivos de las principales cadenas hoteleras ya hablan de la necesidad de centrar la atención en otros destinos como Brasil, China, Europa y Estados Unidos. Se trata de mercados con potencial de crecimiento y más resistentes a las fluctuaciones económicas a corto plazo.
¿Por qué no aprovechar el momento para reforzar nuestra posición en el segmento del turismo corporativo y de grupos? Sobre todo si se tiene en cuenta que Chile no es solo naturaleza, sino también oportunidades de negocio, infraestructuras desarrolladas, un sistema bancario estable y una logística conveniente.
5 factores que pueden relanzar el sector
- Inversiones en infraestructuras. La ampliación del aeropuerto de
- Santiago, la reconstrucción del centro de Valparaíso y la puesta en marcha del proyecto del tren de alta velocidad entre Viña y la capital ya no son sueños, sino proyectos en marcha.
- Expansión hotelera. Se están abriendo nuevos hoteles y establecimientos gastronómicos no solo en Santiago, sino también en regiones remotas, desde el desierto de Atacama hasta la isla de Rapa Nui.
- Reducción de tarifas. La reducción de las tasas de aterrizaje en los aeropuertos es otro incentivo para las aerolíneas y los viajeros.
- Desarrollo del turismo regional. Puerto Natales, Colchagua, Maule… Estos nombres pronto serán más conocidos fuera del país.
- Infraestructura para cruceros. Un puerto proyectado para recibir grandes cruceros dará la oportunidad de desarrollar un destino marítimo y atraer nuevos públicos.
Sin embargo, los esfuerzos del sector privado por sí solos no son suficientes. El desarrollo del turismo es una prioridad nacional, especialmente en el contexto de la competencia mundial. Las empresas privadas, los organismos gubernamentales, las agencias de viajes y las empresas de transporte deben actuar de forma concertada. Basta con mirar la experiencia de España o Portugal, donde los programas conjuntos del Estado y las empresas han dado resultados increíbles.
Por último, no solo es importante el volumen de turistas, sino también la calidad de sus impresiones. Chile ha recibido premios internacionales como mejor destino de turismo de aventura durante varios años consecutivos. Esta ventaja debe aprovecharse: ofrecer itinerarios únicos, tours ecológicos, programas gastronómicos que no se pueden repetir en otros países.
Por lo tanto, el declive de Argentina no es el final, sino el comienzo de un nuevo capítulo. Los mercados están cambiando, la demanda se está transformando, pero Chile tiene todas las cartas en la mano para no solo resistir, sino convertirse en el centro turístico del hemisferio sur. La única pregunta es cuán rápido y coherentemente podrá jugar el país esta partida.